viernes, 14 de julio de 2017

EL BALONMANO PLAYA. Manolo Laguna

Balonmano Playa” por Manolo Laguna Manolo Laguna nos habla del auge del Balonmano Playa Ha sido inevitable, este calor prematuro que nos invade ha llevado mis pensamientos al lado del mar. También puede ser que haya influido el hecho de que esté a punto de comenzar en Croacia el Campeonato de Europa de Balonmano Playa. El caso es que me he puesto a pensar en esta modalidad, que realmente no domino, pero que me parece fundamental en la evolución del balonmano. No crean, mi parecer no es compartido por todos, hay gente del balonmano de toda la vida que esto de la playa no les gusta un pelo y lo manifiestan. Unos de forma abierta y pública y otros por lo bajini, de forma solapada, porque no les parece oportuno manifestarse abiertamente contra algo que ya tiene mucha fuerza. Respeto las opiniones de todo el mundo – como no podía ser de otro modo – pero a mí me parece una bendición la irrupción de esta modalidad eminentemente veraniega (con el tiempo dejará de ser algo estacional, ya lo verán) en los calendarios de actividades de la IHF, la EHF y la RFEBM. El balonmano, en mi opinión, tiene dos problemas globales serios: – Por un lado, es un deporte demasiado centrado en Europa. Le falta una implantación mundial equilibrada, donde equipos de todos los continentes tengan opciones para alzarse con los títulos y el número de practicantes sea equilibradamente numeroso en toda la geografía mundial De esto ya les hablaba hace unas semanas: – El otro problema es de imagen El afán de “seriedad” en la organización y regulación de apariencia rígida (desde el acceso a la práctica hasta el diseño competitivo) nos ha alejado de los modelos que atraen a los jóvenes actuales. Ahora deportes o actividades motrices similares, como el parkour, bailes de hip-hop, deportes de riesgo como el puenting, skateboard o cosas similares, compiten con los deportes tradicionales y atraen a muchos adolescentes. Parecen actividades “libres” donde la gente se engancha a su aire y sin reglas, pero no se engañen, terminan generando competiciones y certámenes a nivel mundial donde todo está regulado, desde la inscripción hasta las normas con que se compite. Paralelamente, generan un negocio multimillonario por los productos que ponen – y venden – en el mercado. No sólo los artilugios para competir, sino muchos productos que generan modas y tendencias, desde indumentarias de un estilo determinado – que terminan comprando hasta los que no están involucrados en la actividad, sólo por moda – hasta protectores, señalizadores y todo tipo de mercadería. Además, se identifican con otras cosas que están muy cerca de la vida de los más jóvenes (estilos determinados de música, ideales…) Un negociazo, oigan… y por eso interesan a las empresas y se involucran en su difusión y cada vez crecen más, tanto en extensión territorial donde se practican, como en la profundidad con que penetran el tejido social. Estos días atrás, me he parado muchas veces en la Playa del Cura de Torrevieja para ver a última hora de la tarde a un grupo de chicos con un “bosu” (una cosa así como media pelota de goma gigante – para los que no estén muy identificados con estos productos –) haciendo saltos acrobáticos en la arena. En los sucesivos días que me paré, el grupo iba creciendo, luego se fueron añadiendo más chicos y chicas que no se atrevían a hacer nada con el bosu, pero allí estaban con sus aparatos de música a todo gas, sus bebidas y su marcha. En pocas semanas han generado un grupo “que mola”¡¡los jóvenes se acercan por iniciativa propia y les gusta tener sentido de pertenencia a todo eso!! Muchos deportes tradicionales se han adaptado a estos gustos y ofrecen posibilidades más “frescas”, sin dejar por eso de mantener sus grandes competiciones de toda la vida. Podría poner como ejemplo el Basket en la calle, que ha generado el basket 3×3… ¡¡que ya suena como deporte olímpico!! Campeonato del mundo Balonmano playa Fuente: vocesdecuenca Paralelamente, las competiciones o, mejor dicho, la puesta en escena de las competiciones se ha ido puliendo y ya son un espectáculo por sí mismas, aparte del hecho deportivo. Algo hemos crecido en este último aspecto. Les hablaba no hace mucho de la puesta en escena de la Final Four de Colonia y también podríamos decir que, en Francia, Alemania y otros países, la escenificación de los partidos de las ligas de clubes de primer nivel han variado positivamente de unos años a esta parte. Desgraciadamente esto no ha sido así en España y aún sufro cuando veo retransmisiones televisivas con las gradas vacías – algo relativamente frecuente – y con pocas cosas, salvo lo deportivo, que las adorne y las convierta en algo donde la gente quiera ir, más allá del interés puramente competitivo. Queridos amigos: o mejoramos o nos quedaremos muy atrás La aparición de la especialidad de balonmano playa es un cambio, no sólo por el deporte y las posibilidades estacionales que ofrece (permite estar activos meses del año que tradicionalmente eran meses muertos) sino por su “filosofía”, como diría mi amigo Juan Carlos Zapardiel, Responsable Técnico de esta modalidad y defensor a muerte, no sólo de la parte deportiva, sino también de la parte filosófica de diversión, frescura, lealtad, espíritu deportivo… Justo lo que necesita nuestro balonmano. Nos es únicamente por su valor deportivo – que lo tiene, y mucho – es, sobre todo, porque significa un cambio de en la forma de ver las cosas, una oportunidad para hacer las cosas más acordes con los gustos actuales. Algo que nos aleje de parecer un deporte envejecido. En el balonmano recreativo es necesario ofrecer competiciones que se acerquen a los gustos de la gente de hoy en día. Esas competiciones imitando el esquema de las ligas de alto nivel terminan por no ser atractivas ¿hemos contabilizado de verdad la multitud de gente joven que un año o dos después de pasar de juveniles dejan nuestro deporte? No se trata de tener juveniles para que hagan algún deporte en edad escolar, es preciso “fidelizar” la práctica y que lo que el balonmano les ofrece, les enganche de tal manera que no se quieran ir nunca. Los que destacan un poco, se quedan, con la esperanza de llegar algún día al jugar en alto nivel ¿pero hemos pensado qué les estamos ofreciendo a esa gran masa de gente corriente, que no tiene ninguna esperanza – y a veces ninguna gana – de competir a alto nivel? Mi opinión es que les ofrecemos el modelo de “triunfa o muere” y, claro, se desenganchan. Hay que ofrecerles “muchas formas de triunfar” y, para eso, hay que desperezarse y dejar de repetir modelos y conceptos obsoletos. La sociedad nos lo está gritando a la cara y parece que no queremos escucharlo. Si me gusta el balonmano playa es por lo que representa de un cambio de actitud, y un cambio de actitud es lo que necesita nuestro balonmano. No voy a decir “adaptarse o morir”, porque no pienso que estemos en ese límite, pero sí “adaptarse o quedar relegados”.

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